viernes, 31 de agosto de 2012

Capítulo 4.

 (Narra _____)

El camino no es largo, la verdad, y en unos minutos estamos en el portal de el edificio.
De mi bolsillo saco unas llaves, que meto en la cerradura.
Abro la puerta y dentro encuentro a una Wendy sonriente.
No es una sonrisa dulce.
Podría serlo, pero no.
Es una sonrisa pícara.
Me maldigo en voz baja y le saludo con la mano forzando una sonrisa.
Ella sigue sonriendo tan feliz, levantando y bajando las cejas mientras me mira.
Entonces se levanta y me llama.
- Esto es para ti - dice enseñándome una cesta con comida y frutas - Es para darte la bienvenida de parte de todos los dueños - sonríe.
- Gracias - le digo mirando el interior de la cesta, está repleta.
- Ten cuidado, pesa un poco - dice y me la da.
La cojo y casi se me cae al suelo, ¿un poco?
Le miro fastidiada y ella sonríe.
- Buenas noches - dice cuando me voy.
Volteo los ojos y subo por las escaleras, acompañada de Niall, que mientras subíamos las ha cogido la cesta.
Llegamos al tercer piso y miro a Niall, que está recuperando aire.
- ¿No tenéis ascensor? - me dice.
- Si que tenemos, pero me gusta verte sufrir - le sonrío.
Él menea la cabeza y sonríe.
Abro la puerta de la casa y entramos.
- Puedes dejar la cesta en la cocina - le digo cerrando la puerta cuando pasa.
- ¿Esto es solo tuyo? - me dice mirando todos los lados de la casa.
- Si - digo encendiendo la televisión.
Miro por la ventana, esta.. ¿está nevando? ¿Estás de coña?
- Está nevando - le digo a Niall, que entra también en el salón.
Él suspira.
De repente estornudo, tendré que cambiarme ahora.
Cojo el mando y pongo las noticias.
''Última hora: parece ser que esta nevada va a durar toda la noche. Las carreteras han sido cortadas y les aconsejamos que no salgan hasta que cese, por su seguridad.''
Cuando escucho esto me quedo petrificada.
- ¡¿Qué?! - dice Niall cuando lo escucha.
- Parece ser que, vas a tener que quedarte aquí toda la noche - suspiro.
Veo como se le escapa una sonrisilla, aunque en cuanto me ve cambia la cara y suspira.
Tios.
- Voy a buscar algo para que te pongas - le digo.
- ¿Tienes ropa de hombre? - me mira extrañado.
- ¡No! - le digo riendo - tengo algunas prendas unisex, como sudaderas. Creo que te servirán.
- Vale.
- Ve poniendo la comida de la cesta en la nevera, por favor - le sonrío desapareciendo por la puerta.
Voy a mi cuarto y abro el armario.
Si, tengo unas tres sudaderas y algún pantalón de chándal que me queda grande que otro que le quedarán bien.
Los descuelgo de la percha y voy de nuevo a la cocina.
Cuando entro le veo comiéndose una magdalena.
Se la ha metido entera en la boca y apenas puede masticar.
Me ve e intenta sonreír.
Está tan gracioso que no puedo evitar reírme.
- ¡Hemos comido hace nada! - río.
- Tengo un metabolismo muy rápido y, tenía hambre - contesta ofendido.
Sonrío y le entrego la ropa.
- Aquí tienes - le digo.
- Gracias - me sonríe - ¿donde me cambio?
- En el baño, es la primera puerta a la izquierda.
Asiente y se va.
Suspiro, es tan mono...
Espera, ¿qué?
No, no, ¡no! ¡No me parece mono!
Pero es tan... ¡no!
Por cierto, ahora que lo pienso no hay más camas y tendrá que dormir en el sofá.
Tendré que avisarle.
- ¡Niall! - le digo.
Pero no obtengo respuesta.
- ¡Niall! - le repito.
Pff.. supongo que ya se habrá cambiado así que voy al baño y abro la puerta.
No debería de haberlo hecho.
Niall está quitándose la camiseta, con los brazos hacia arriba.
No se si me habéis entendido.
¡No lleva camiseta!
Pff, al menos lleva los pantalones, que le quedan francamente mejor que a mi.
Habría sido el sueño de cualquier chica, y el mío, como no, pero no me lo esperaba.
Me quedo embobada mirando sus bíceps.
- _____, ¿que pasa? - me dice como si nada.
¡¿Pero este tio está tonto?! ¡¿Por qué no se tapa?!
- Am... Yo... Eh... Vas... Vas a tener que dormir en el sofá - le digo tartamudeando.
- Vale - sonríe.
Vírgen Santa, podría haberme derretido allí mismo.
Un chico rubio.
Macizo.
Sin camiseta.
Cuadrado, pero no excesivamente.
Más su increíble sonrisa y sus preciosos ojos azules.
Pff.. creo que me voy a desmayar.
- Bueno,ya te puedes cambiar tu - dice mientras se pone la sudadera marrón.
Asiento y salgo del cuarto de baño.
- Por cierto - dice girándose - ¿donde dejo la ropa?
- Métela en la secadora que hay en la cocina, ahora la pondré y tu ropa estará seca mañana - le sonrío.
Voy a mi cuarto y cojo otra sudadera con unos leggins.
Me meto dentro del baño y suspiro.
Me cambio pensando en lo que acaba de pasar.
Cojo la ropa y la hago una bola en mis manos.
Salgo del baño y voy al salón, donde Niall está sentado viendo la televisión.
El canal del tiempo.
Me ve llegar y me mira de arriba a bajo mientras sonríe.
Hago como si no lo hubiera visto y entro en la cocina para poner la secadora.
La tarde pasa rápido, mientras vemos la televisión.
Llega la hora de cenar y todavía sigue nevando con fuerza.
- ¿Sabes cocinar? - le pregunto.
- Bueno, más o menos - sonríe.
- Espero que podamos hacer algo con.. esto - le digo señalando la comida de la nevera.
- Me parece que tendrás que ir a hacer la compra algún día - me dice divertido.
- Ja-ja-ja, prepara tu la cena y yo voy a por las mantas y una almohada - le digo.
Asiente y se mete dentro de la cocina.
Comienza a sacar cosas de los estantes y a remover otras.
Yo voy de nuevo hacia mi cuarto y busco en el altillo del armario.
Si, hay dos gruesas mantas.
Esto está bien amueblado.
Las cojo y agarro un cojín de mi cama.
Voy al salón y dejo las cosas sobre el sofá.
- Ahí tienes - le digo.
- Ahí tienes tú - dice y me da un plato.
Hay tortilla de patatas y un huevo frito.
- Vaya - sonrío - esto es muy español.
- He ido algunas veces a Marbella y la gente de allí me enseñó a cocinar.
- Lo sé  - le digo mientras cojo el tenedor y parto la tortilla.
Me llevo un trozo a la boca.
- Mmm... - suena desde mi garganta - no está mal.
- Gracias - sonríe.
Cambio de canal.
Nadie creería lo que me ha pasado hoy, aunque tampoco necesito que lo hagan.

Capítulo 3.

(Narra Kristen)

- ¡¡Muchísimas gracias!! - corro hacia mis padres y los abrazo con fuerza.
- De nada cielo, pero solo si todo sale bien, ¿entendido? - dice mi madre besándome en la frente.
Yo asiento.
Se me va a salir el corazón del pecho.
¡Me voy a ir Londres!
Sonrío por última vez y corro escaleras arriba.
¡Tengo que hablar con ____!
Va a ser genial ser vecinas, como siempre habíamos soñado.
Nosotras solas.
En Londres.
Cada una en su casa.
En Londres.
¡EN LONDRES!
Me pongo a dar saltos por toda la habitación y enciendo el portátil.
Abro la ventana del Skype pero no está conectada.
Vaya, justo ahora..
¿Qué tal si la llamo?
Cojo el móvil de encima de una estantería de mi cuarto y busco en la agenda.
Le doy a la tecla de llamar y espero.
Al tercer bip contesta.

*Conversación telefónica*
- ¡Kristen! - dice al otro lado del teléfono ____.
- ¡Hola cielo!  ¡Tengo que contarte una cosa supermegaincreíble!
- ¿Puedes llamarme en otro momento? - me dice.
- No, es superimportante.
- Vaaaale, pero dímelo rapidito.
- Está bien, iré al grano - hago una pausa para coger aire - ¡MISPADRESMEHANDICHOQUEMEVOYALONDRESUNMESENTEROYSI
TODOSALEBIENMEQUEDARÉALLÍUNAÑOENTEROSIENDOTUVECINA! - le digo todo lo rápido que puedo.
- ¿Qué? No te entiendo - me dice ella.
- ¡Que me voy a Londres contigo! - le digo riendo.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - le escucho gritar.
Sonrío.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - le imito.
- ¡ES INCREÍBLE! - me chilla.
- ¡SI! - no puedo parar de reír.
- Y.. ¿cómo? - me dice.
- Siendo - río - después te lo digo todo por Skype, voy a estar todo el día en el PC, ¿vale?
- Vale, entonces hasta luego - me dice.
- Adiós cariño - le digo sonriendo.
- Adiós cielito - y cuelga.
*Fin de la conversación telefónica*

Suspiro.
Esta chica.. seguro que ya anda con algún ligue.
Sonrío y me siento en la cama.
Abro sesión en Twitter.
Pff, no hay nada interesante, mejor voy a ver una película.
Me levanto y voy a la estantería en la que estaba el móvil.
Se supone que allí está un papel que me dio ____ recomendándome una película.
Seguro que es pastelona pero algo es algo.
Efectivamente, sigue allí.
Lo cojo y lo desdoblo, dentro dice ''Cartas a Julieta''.
Me siento de nuevo en la cama y me pongo el ordenador en el regazo.
Abro mi cuenta de Series.ly y busco el título.
Le clico y me tumbo en la cama.
Espero que sea interesante.



(Narra Niall)

Me meto las manos en los bolsillos.
Hay que reconocer que estoy nervioso.
Hace tiempo que esto no me pasaba y, lo prefería.
Quien diría que justo hoy me la encontraría.
A ____.
Los años le han cambiado, pero para bueno.
Está preciosa, más de lo que recordaba.
Lleva unos pitillos azules con una camiseta corta gris y unas deportivas.
Ahora mismo está al lado de la fuente de la plaza en la que estamos, con el móvil pegado a la oreja izquierda.
Va dando vueltas, de vez en cuando me mira y se encuentra con mis ojos, pero aparta la mirada al instante y puedo ver como se le enrojecen las mejillas.
Guarda el móvil en su bolsillo y se acerca de nuevo a mi.
Tiene los ojos brillantes.
- En marcha - dice sin dejar de sonreír.
Asiento y comienzo a caminar.
- ¿A donde me llevas?
- Vamos a un restaurante que hay detrás de esta plaza, no se si sabes cual es.
- No creo, he llegado esta mañana - le miro extrañada - ¿Qué? - dice riendo.
- Pareces de Londres - le digo.
- Pues soy española hasta los huesos - me dice riendo.
- Mira, allí es - le digo señalando un pequeño restaurante con unas cuantas mesas en una terraza.
Entramos y pedimos la comida para llevar.
El chico que nos atiende no deja de sonreirle.
Menudo estúpido.
Cuando el chico se va a preparar el pedido, saco el dinero de la cartera y la miro.
- ¿No quieres pagar? - le digo.
- Perdona, pero TÚ has tirado mi comida, así que TÚ pagas - dice divertida.
Sonrío.
No ha cambiado.
El chico vuelve con una bolsa y nos la da.
Yo le doy el dinero.
La cogemos y nos vamos a la plaza por la que pasamos antes.
Nos sentamos en uno de los bancos y comemos.

La comida resulta agradable, parece que la conociera desde hace años.
Lo malo es que cuando estábamos acabando de comer, ha empezado a llover y ninguno de los dos lleva paraguas.
Nos metemos bajo los balcones de unos pisos.
- ¿Qué hacemos? - le pregunto.
- Pues.. - me mira de arriba a abajo - ya estamos mojados así que... - sonríe.
- Ah, no. No. ¡No! - le suplico.
- Tenemos que cruzar al otro balcón, vamos.
Antes de que pueda contestarle, ya corremos bajo la lluvia cogidos de la mano.
Ella no para de reír, yo simplemente sonrío.
Llegamos al balcón y me suelta.
Respira aceleradamente por la carrera, yo también.
- Podemos ir a la casa de un amigo mio - digo pensando en Harry, esa tarde iba a ir a su casa, no creo que le importe que lleve a alguien más.
- Ni hablar - me dice.
- Es solo hasta que deje de llover - le digo.
- Puedo irme a mi casa y punto, queda aquí cerca - me dice.
- Cabezota - suspiro.
Me mira con odio y yo río.
Entonces mi móvil empieza a sonar.
Lo saco de mi bolsillo y miro quien es, Harry.
Lo cojo y comenzamos a hablar.


(Narra ____)
Está hablando con alguien por el móvil.
Tengo curiosidad pero la verdad es que no puedo dejar de pensar en lo que acaba de pasar.
Sonrío para mis adentros.
Quien lo diría.
Cuelga el móvil y me mira.
- No podemos ir a la casa de mi amigo mojados - me dice.
- Bueno, no pasa nada. Yo me voy a mi casa y tu a la tuya.
- Bueno, eso va a ser difícil, mi casa queda muy lejos de aquí, así que podrías...- me dice mirándome con ojos de cachorrito.
Por dentro me estoy derritiendo, pero no puedo hacer eso.
- Ah no, lo siento.
- Por favor - dice mirándome mientras se pone de rodillas.
- No.
- Por favor.
- Que no.
- Por favor.
- ¡Que no!
- Por favor.
- Está bien - me rindo.
Él se levanta y sonríe.
Suspiro y emprendemos el camino a mi casa.


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¡Hola!
Quería deciros que a partir de ahora voy a poner también los pensamientos de los demás personajes, para que no se haga muy monótono.
Gracias por leer :) xx 




sábado, 25 de agosto de 2012

Capítulo 2.

Me revuelvo un poco en mi asiento y me ato el cinturón de seguridad.
En unos minutos aterrizamos sobre Londres.
Bajo del avión y voy a por mis maletas.
Las cojo y voy a pedir un taxi, aquí son amarillos, no como los blancos de España.
Le digo a donde voy y se pone en marcha.
La verdad es que todos aquí hablan un inglés perfecto, yo, solo lo estrictamente necesario, aunque, para eso he viajado a Londres.
Entonces me viene a la cabeza lo que pasó hace un mes.


Hace un mes, en Marbella, España.
- ¡Hasta mañana Kristen! - le digo despidiéndome con la mano.
Ella se va y yo entro en casa.
Mis padres están sentados, mirándome muy serios.
A su lado está mi hermana Carmen, con los brazos cruzados y sonriendo.
- ____, sientate, tenemos que hablar - dice mi madre.
- ¿Qué ocurre? - dije sentándome en un sillón en frente suya.
- Vamos a ir al grano, María - dice mi padre.
- Está bien - dice mi madre sonriendo.
- ¿Tú o yo?
- ¡¿Me queréis decir que pasa?! - digo cansada.
- Vas a ir a Londres - dice mi madre.
Me quedo en shock.
- A.. a.. ¡¿A LONDRES?! - digo saltando.
- Si - mi padre asiente - la universidad a la que querías ir, está allí, así que vas ir a vivir a Londres.
- Pensamos que ya eres lo suficientemente mayor - dice mi madre con lágrimas en los ojos.
Yo simplemente corro a abrazarlos.
- ¿Y cuando voy a ir? - digo sin parar de sonreir.
- Es el mes que viene - dice mi hermana Carmen sollozando.


- Señorita, es aquí - me dice el conductor sacándome de mis pensamientos.
- Ah, vale gracias - le sonrío y le doy el dinero.
Salgo del taxi y me quedo parada mirando el edificio, no es muy grande pero me da buenas vibraciones, como diría mi madre.
Comienzo a caminar y me paro delante de la puerta, busco en mi bolsillo y saco la llave que me dieron mis padres.
Abro la puerta y entro en el edificio.
Hay una chica de unos 20 años sentada en una silla leyendo una revista en inglés, de la que no consigo leer el título.
- Buenos días - me dice levantándose para darme la mano. Habla en un perfecto inglés - Usted debe ser la señorita ____ Gómez, ¿verdad?
Asiento.
- Yo soy Wendy, la portera - sonríe.
Me tiende la mano y yo se la estrecho.
- Bien, su piso es el 3ºB, aquí tiene la llave -me dice.
- Gracias - le sonrío.
Hay un pequeño ascensor al lado de unas escaleras que parecen bastante largas.
Pulso el botón del ascensor y espero a que venga.
Entro y pulso el botón del 3er piso.
Dentro, se escucha levemente una canción que no consigo reconocer.
La puerta se abre y observo el pasillito en el que se supone que está la puerta de mi piso.
Solo hay dos puertas, la del 3ºA y la del 3ºB.
Me dirijo a la segunda.
Bueno, voy a pasar aquí un año entero, así que espero que este bien amueblado.
Meto la llave en la cerradura y abro la puerta.
En la entrada, hay un espejo y una pequeña encimera, en la que dejo las llaves y el bolso que llevo.
Las maletas las dejo en la entrada, ya tendré tiempo de dejar la ropa después.
Voy recorriendo el piso entero, es bastante amplio y luminoso.
El suelo es de madera oscura y las paredes, también de madera, de un beige claro.
Hay un baño bastante grande, el único del piso.
El salón también es muy grande, tiene un sofá y en frente una televisión, no muy grande pero sirve. Al lado del sofá hay dos sillones.
La cocina está próxima al salón y también es bastante amplia.
Los muebles son como el resto de la casa, de madera de diferentes tonos.
Voy a la habitación que se supone que será mi dormitorio y me quedo asombrada.
Es una habitación pequeña, pero preciosa.
La cama está al lado de una gran ventana que da a la carretera.
Tiene un armario empotrado y una estantería.
El techo no es muy alto pero tampoco muy bajo.
Está decorada en tonos marrones, blancos y azules.
En resumen, está muy bien decorada y parece muy cómoda.
Salgo satisfecha, la casa es realmente preciosa. 
Me ruge la tripa y miro el reloj, a esta hora ya estaría comiendo en España.
Decido que voy a comer fuera y así aprovecho para buscar algún trabajo.
Buco en mi bolso mi cartera y compruebo si el dinero sigue allí, las 550 libras que mis padres me han dado para sobrevivir hasta que tenga trabajo y me paguen, y si, ahí están.
Salgo del piso y bajo por la escaleras.
La chica que antes estaba leyendo la revista, Wendy, sonríe al verme.
Me acerco hasta ella.
- Hola - le sonrío.
- Hola - me dice - ¿en qué puedo ayudarte?
- Pues, ¿tienes algún mapa de Londres? - le digo divertida.
- Claro, espera - dice y se agacha para buscar algo.
Se levanta y me entrega un mapa de Londres plegado.
- Aquí lo tienes - me dice.
- Muchísimas gracias - le digo - ¡Hasta luego!
Ella levanta la mano y yo salgo del edificio.
Suspiro y abro el mapa.
Mis amigas siempre me han dicho que si alguna vez iba a Londres, fuera a comer a Nando's y a merendar a un StarBrucks, así que busco en el mapa la categoría de sitios para comer y ahí Nando's.
Lo encuentro y me pongo en marcha.
La verdad es que está bastante cerca y llego en apenas unos minutos.
No hay mucha gente así que puedo pedir rápido.
Me atiende una chica muy amable llamada Mary.
Pido pollo picante, la especialidad, y una Coca-Cola.
Mientras me lo preparan, me siento en una mesa y planeo toda la tarde.
Primero voy a ir dando un paseo hasta uno de los StarBrucks, que está bastante lejos y después voy a probar suerte para encontrar algún trabajo.
La chica del mostrados, Mary, me llama para que recoja mi pedido.
Lo cojo y le pago.
Lo bueno de Nando's es que es bastante barato.
Me despido con la mano y salgo.
Según el mapa, cerca de aquí hay un parque un poco escondido.
Voy caminando por las calles de Londres, colapsadas de gente.
Me meto por una calle algo más estrecha y vacía, la que se supone que es un atajo.
Voy pensando en mis cosas cuando alguien choca contra mi haciendo que toda mi comida caiga al suelo.
- ¡Eh!¡Cuidado! - le suelto en español.
Levanto la mirada.
Es un chico, pero va tapado con unas gafas enormes y una capucha negra.
Lleva la sudadera de color negro también y unos pantalones azul claro con una deportivas.
Se agacha y me ayuda a recoger la comida.
- Déjalo, es inútil - le digo triste.
Deja de recoger y se levanta.
- Lo siento - me dice, con la mirada baja.
Me tiende la mano y me levanta, tiene bastante fuerza.
- Da igual - le digo suspirando.
- ¿Como te lo pago? - me dice mirándome.
- Puedes comértelo - le digo divertida.
Él suelta una gran carcajada, espera, esa risa... No, no creo, imposible.
Se quita las gafas de sol y me mira a los ojos mientras sonríe.
- Puedo invitarte a comer - me dice.
Pero yo no reacciono, primero; no suelo ir a comer con desconocidos y segundo; esos ojos azules... No los olvidaría jamás.
Me mueve la mano delante de los ojos y yo bajo la mirada avergonzada.
- Tranquila, suele pasarles a todas - me sonríe.
Sin duda alguna, es él.
- ¿Todos los chicos por aquí son así? - sonrío.
- Si vienes conmigo a comer te lo diré - dice sonriendo.
- Está bien, no tengo nada mejor que hacer - le digo.
Nunca pensaría que en mi primer día en Londres le vería.
Supongo que será el destino.
El maravilloso destino.




miércoles, 22 de agosto de 2012

Capítulo 1.

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Embarco las maletas y me subo al avión.
Voy en segunda clase, en la ventana de la cuarta fila a la izquierda, junto a dos hombres que charlan amigablemente.
Apoyo el codo en el borde de la ventanilla y mi cabeza en este.
A lo mejor vuelvo a verle.
Solo con pensar en él sonrío.




Unos meses antes, en Marbella, España.
La playa esta más vacía que de costumbre, supongo que tiene que ver con que han visto a un tal Niall Horan en el centro.
Aparco la bicicleta y me arrodillo para atarla a una farola, aquí nunca se sabe.
Me levanto y cojo la mochila que tenía colgada del manillar.
Me la hecho a la espalda y camino por la pasarela.
Todavía hay bastante sol, pero se irá yendo con la caída de la tarde.
Veo un gran espacio vacío, en la playa habrá unas 10 sombrillas como mucho, y extiendo la toalla sobre una parte.
Me descalzo y siento las pequeñas piedrecitas en las plantas de mis pies.
Me pongo las gafas de sol en la frente para quitarme el flequillo y voy hacia la orilla a ver como está el agua.
Hay bandera verde pero no hay ni un alma dentro.
Meto uno de los pies.
Está fresquita, genial para el verano.
Voy de nuevo a mi toalla y me quito mi camiseta de tirantes rosa y mis shorts azules.
Me retiro las gafas de la cara y las dejo sobre la toalla.
Me voy metiendo poco a poco en la orilla, es una pena que Kristen no haya podido venir hoy, venimos todos los fines de semana por la tarde.
Alzo la vista y veo a alguien en una moto de agua que corre de un lado a otro.
Suspiro y meto la cabeza dentro de el agua.
Buceo un poco hasta que me alejo lo suficiente para no dar pie y vuelvo.
Salgo de el agua y camino hacia mi toalla.
Me tumbo y giro la cabeza.
Alguien se ha puesto a unos cuantos metros de mi.
No le doy importancia y cojo el libro que había traido.
'Perdona si te llamo amor'.
Abro por la página 238 y comienzo a leer.
Pasan unos minutos, hasta que me cambio de postura porque estoy incómoda y veo como en la silla vacía que había a mi lado antes, hay alguien.
Le miro, pelo rubio tintado, gafas de sol negras que tapan sus ojos y bañador de palmeras azules.
No está mal, entonces me mira y sonríe.
Le devuelvo la sonrisa y miro de nuevo al libro, muerta de vergüenza.
Noto como me sigue mirándo y me siento algo incómoda.
Pasan los minutos hasta que me harto.
- Las fotos duran más, ¿sabes? - digo mirándole desafiante.
Entonces él suelta una gran carcajada y fija de nuevo sus ojos en los mios.
Le sigo mirando a las gafas de sol que me impiden ver sus ojos hasta que aparta la mirada y busca algo en la bolsa que tiene al lado de la silla.
Remueve algunas cosas y saca otras, como crema solar de protección 80, es un poco excesivo pero ahora que lo pienso, su piel es bastante blanca.
Saca lo que al parecer es una bolsa de pipas y me mira.
- ¿Quieres? - dice con un acento británico verdaderamente gracioso.
Meneo la cabeza levemente y vuelvo a centrarme en el libro.
Se levanta de la silla y se me acerca con una sonrisa de oreja a oreja.
Tiene los dientes un poco torcidos pero hay que decir que tiene una sonrisa preciosa.
Se sienta a mi lado sobre la arena mientras yo le miro expectante.
Entonces extiende su mano para dejarme ver un puñado de pipas.
- ¿Quieres? - me repite en ese divertido acento británico.
Volteo los ojos y le miro.
Se ha quitado las gafas y puedo ver sus preciosos ojos azules, de los que no puedo apartar la mirada.
No vuelvo en mi hasta que me pasa la mano por delante de los ojos mientras ríe.
Me sonrojo y le miro.
- Tranquila, suele pasarles a todas - consigo entender entre risa y risa.
- Esto es el colmo - digo mientras me levanto.
Cojo mis cosas y las muevo 10 metros a la izquierda de él.
Le vuelvo a mirar y no deja de sonreír.
Que chico tan extraño, pienso.
Se levanta de un salto, coge algo de la arena y sale corriendo en la dirección contraria a la que estoy.
Entonces veo que es esa cosa que ha cogido.
Sin pensarlo dos veces me levanto y salgo detrás suya corriendo.
- ¡Dame mis sandalias! - le grito.
Él no puede parar de reír.
Lo que no sabe es que soy la chica que más corre de mi colegio, así que en pocos segundos le alcanzo.
Pero para mi sorpresa para en seco, haciendo que caiga al suelo junto a él.
Empieza a reír escandalosamente y yo también.
Estamos así unos minutos hasta que se levanta y me tiende la mano.
La cojo y me levanta de un salto, tiene fuerza, hay que reconocerlo.
- Gracias por el paseo - me dice.
No puedo evitar sonreír.
Cojo mis sandalias y voy de nuevo hacia donde se supone que están mis cosas.
Él me acompaña.
Caminamos en silencio, aunque no resulta nada incómodo.
Llegamos y miro mi reloj, es bastante tarde.
Recojo y lo meto todo en la mochila.
- ¿Vas a venir mañana? - me pregunta.
- Puede que si, puede que no - le digo encogiéndome de hombros.
- Me gustan las chicas misteriosas, por cierto ¿como te llamas?
- Soy ____, y ¿tú eres? - digo mirando a sus preciosos ojos azules.
Me pongo la camiseta y los shorts.
- Soy Niall - me dice.
Me quedo parada, ¿podría ser él ese Niall?
No creo, pero.. da igual.
- Encantada, Niall - digo y empiezo a caminar a la pasarela.

Me quedo dormida hasta que el ''Señores pasajeros, les rogamos que se pongan el cinturón, en unos minutos aterrizaremos sobre Londres.'' me despierta.