Capítulo 19.

En ese mismo momento, en algún lugar de Marruecos.

*Narrador externo*

- Ya  lo sé, pa. Nada de chicos - dice ella sonriente.
Estamos viendo a dos personas, una chica de unos 17 o 18 años, y un hombre que propablemente sea su padre.

 La chica tiene la piel color capuchino,unos grandes ojos color zafiro y unos finos pero bonitos labios. En la nariz le brilla un pequeño piercing. El cabello negro le cae rizado hasta los hombros, sobre los tirantes del vestido azul corto de flores, que deja ver sus largas piernas bronceadas seguidas de una bailarinas amarillas.

El hombre, un tipo alto, robusto, de unos 50 años y notablemente mayor que la chica, sonríe. No está dispuesto a dejar que cualquier chico haga daño a su pequeña.
- Así me gusta - se rasca la barbilla - y recuerda, vas a estar allí tres meses. Hazte amiga de alguna chica y que te enseñe los lugares turísticos, ¿vale?
- Sí, pa - asiente la chica.
- Cuando llegues, habrá un coche esperándote, súbete y te llevará a la mansión.
Ella cede, aunque nunca le ha gustado el lujo del que ha gozado toda su vida. 
Él le acaricia el pelo.
La chica voltea la cabeza hacia atrás, viendo cómo la gente comienza a subirse en el barco.
Se abrazan fuertemente y, segundos más tarde, la chica se dirige a la pasarela.
Ya arriba, suena una bocina, anunciando el comienzo del viaje y se escuchan las últimas despedidas.
- Te quiero, pa.
- Y yo a ti, Corina.

Pobre, pobre Corina. Tan joven, y va a tener que asumir una responsabilidad tan grande. Aunque siempre hay una razón, una razón por la que ocurren las cosas, ¿no es cierto?


Unos días más tarde, en Marbella.

*Narra ____*

En cuanto llegamos a España, mis padres y los de Kristen no nos dejaron tiempo ni para deshacer las maletas.
Quería saberlo todo, y cuando digo todo, es todos los días con pelos y señales, sobre nuestra estancia en Londres.
Les he dicho que mi inglés ha mejorado, que el tiempo no es tan horrible como lo pintan, pero que el de España se echa de menos. Les he dicho todo. O todo lo que me interesaba a mi.
Mis padres y familiares cercanos siempre han sido muy tiquismiquis con los chicos que he tenido en mi vida, ya hayan sido novios o amigos, por eso he decidido saltarme lo de que he conocido a One Direction, y que Kristen ha empezado a salir con uno de sus componentes.
Dios, si recuerdo como han ido estos meses, el tiempo ha ido muy rápido.
Nadie me habría dicho nunca que los conocería, a mis ídolos.
Me tumbo en la cama, cojo el teléfono y busco en la agenda a Kristen.

*Conversación telefónica*
- Playa, dentro de cinco minutos en la pasarela - digo incorporándome.
- Que sean quince, tengo que llamar a Harry  - noto como sonríe al otro lado del  teléfono.
- Está bien, pero no tardes.
- ¡Bai bai, gerl!
- ¡Hasta luego!
*Fin de la conversación*

Me levanto de la cama y voy al armario.
Hacía ya tiempo que no usaba un bañador, pero bueno.
Me lo pongo, y encima de él me pongo unos shorts negros, una nadadora de rayas azules y blancas y unas sandalias.
Me hago una cola alta.
Siempre que he ido a la playa he cogido la bici, pero ahora está llena de polvo.
Miro el reloj, quedan 10 minutos.
Cojo un paño y la limpio.
Me despido de mis padres y me cuelgo a la espalda la mochila en la que llevo todas las cosas que necesito.
Salgo por la puerta en dirección a la playa.
Miro el reloj de nuevo, ya debería estar en la playa, pero total, Kristen tardará cinco o diez minutos más.